Cualquier palabra o frase que emitimos, es producto de una serie de movimientos en los que intervienen varios órganos, que actúan regidos por el cerebro y que constituyen el aparato fonador. Estos órganos son: órganos de respiración, órganos de fonación y órganos de articulación.
Los órganos de respiración son: los pulmones, los bronquios y la tráquea.
Los pulmones tienen dos movimientos: la inspiración (absorción del aire) y la espiración (expulsión). La fonación se realiza en la espiración, movimiento más largo que el primero.
En la espiración, el aire contenido en los pulmones sale de estos y, a través de los bronquios y la tráquea, llega a la laringe.
Los órganos de fonación se encuentran en la cavidad laríngea.
En esta cavidad se encuentran las cuerdas vocales, elemento clave del aparato fonador. Las cuerdas vocales son dos pequeños músculos elásticos. Si se abren y se recogen a los lados, el aire pasa libremente, sin hacer presión: respiramos. Si por el contrario, se juntan, el aire choca contra ellas, produciendo el sonido que denominamos voz.
Los órganos de articulación. Una vez que el aire ha llegado a la laringe podemos hablar de sonidos; sin embargo, donde se origina esa diversidad de sonidos es fundamentalmente en los órganos de articulación. El sonido es distinto según las posiciones de estos órganos al hablar.
Los órganos de articulación son:
a) la cavidad nasal, que actúan como verdaderas cajas de resonancia.